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La poesía romántica. 2.0

miércoles, 14 de diciembre de 2016

El "NO" de las niñas: Austen vs Moratín

Como no podía ser de otra manera, estuve viendo la "deliciosa" película Amor y Amistad, que se basa en un relato inconcluso de Jane Austen, que titularon después de su muerte: Lady Susan. Puede ser que lo escribiera cuando se redactaron las primeras versiones de sus obras más conocidas (Orgullo y prejuicio y Sentido y sensibilidad), entre 1796-99 a los 20-24 años.

Cuando uno la ve, no puede evitar hacer comparaciones con nuestra famosísima obra de teatro, escrita un poco después, El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín.

Moratín no pudo conocer esta obra puesto que no se publicó hasta 1871, es decir casi cien años después de que se escribiera. El español escribió la suya en 1806, que es una época tardía para tener unas características totalmente ilustradas, como las que vamos a comentar.

La versión realizada por el director W. Stillman, que fue actor en películas españolas de los ochenta, me ha parecido interesante y bastante bien ambientada. Los que han llevado obras de Austen a la pantalla siempre visten a sus protagonistas de acuerdo a los primeros veinte años del siglo. Fijaos en los cuadros de abajo. El de la izquierda es de J.L David y es de 1793-5. El Retrato de Emilie Seriziat, coetáneo a la obra inglesa (1795-99), mientras que el de la derecha es un retrato de D. Ingres de 1805 Caroline Riviere. La película de Stillman sigue fielmente al año de creación de los personajes.





















Está escrita de manera epistolar, lo que era muy de gusto de la época. Recuerdo que Las amistades peligrosas de Choderlos de Laclos también está así, como las Cartas Marruecas de José Cadalso.



No podemos decir exactamente en qué época o periodo literario podemos incluir a la autora. Escribe en los momentos en los que el romanticismo hace su aparición, pero, como es una escritora apegada a su suelo y tradiciones, se adelanta al realismo. Esta pequeña novelita o "protonovela" que vamos a comentar tiene todas las características del gusto neoclásico, más que el propio romántico o realista. "Enseñar deleitando" (prodesse et delectare) es su principal meta.

El tema que trata es el de la educación y el matrimonio. Todo a través de los ojos de una mujer, Lady Susan, que cataliza la trama, a pesar de que hay un montón de personajes que pululan a su alrededor, y que son vitales para entender la novela. Sobre ella giran las acciones, y necesitamos conocerla bien porque lo que nos va contando puede no ser lo que el lector deba interpretar.

Lady Susan


Es fundamental el papel activo del lector para averiguar cómo es esta mujer. Constantemente debe ponerse en duda sus palabras, como lo hacen algunos personajes de la novela (sobre todo su amiga americana, que le sigue la corriente, pero que le hace el caso justo). Si no leemos bien "entre líneas" no entenderemos lo que detrás de todo ello nos quiere decir la autora.

Lady Susan es Doña Irene de Moratín o lo que es lo mismo las madres de dos jovencitas, Frederica / doña Francisca. En ellas hay una importante diferencia. Moratín no trabaja este personaje, no le interesa porque necesita que sea Don Diego la voz que representa la ilustración. Queda desdibujada en algunos parlamentos aunque sabemos de ella la pobreza que sume a las dos mujeres (como en la obra de Austen) y el deseo de casar a su hija para conseguir subir socialmente.

Otro elemento fundamental es que son viudas y deben recurrir a la caridad de los familiares para poder vivir (con doña Irene no está tan claro). Ella dice casi al final de la obra: "¡Porque me ven sola y sin medios, y porque soy una pobre viuda, parece que todos me desprecian y se conjuran contra mí!"

En la película no nos deja muy claro cómo fue su matrimonio. Pero en la novela parece que no se preocupó mucho del marido, ni siquiera en la enfermedad que le llevó a la tumba. También se habla del derroche de dinero que hubo en este momento. "La negligencia con que trató a su marido, el animar a otros hombres, su extravagancia y conducta disipada han sido tan patentes que nadie los pudo ignorar en su momento ni se pueden olvidar ahora", dice el padre de Reginald en la carta 12.

En la novela se nos revela que, como madre, es una mala madre que se ha despreocupado de su hija a la que no le une cariño maternal ninguno. "Me han llamado madre desatenta", dice en la carta 2.  Los otros personajes dicen"...despreocupación, por no decir crueldad, con su propia hija...", carta 3. Pero Austen es tan sumamente inteligente que, lejos de hacérnosla odiosa, nos cae simpática porque es tan agradable en su conversación y en su trato, que nos manipula constantemente.

"¡Qué opinión debes tener de mí! ¿De verdad supones que yo conocía su desdicha? ¿Que era mi objetivo hacer que mi propia hija fuera desgraciada y que yo le había prohibido hablar contigo sobre tal particular por miedo a que perturbaras un plan diabólico? ¿Me crees desposeída de todo sentimiento natural de bondad? ¿Soy yo capaz de condenarla a ella a la infelicidad eterna, cuando conseguir su bienestar es mi primer deber terrenal? La idea es espantosa." Carta 24. Sabiendo que lo que dice es totalmente incierto, conseguimos una sonrisa de complicidad.  Casi nos da pena haber pensado mal de ella. Y queremos aceptarla. Pero...

En unas cartas anteriores había llegado a decir:  "deseo que su situación sea tan desagradable como sea posible". Carta 7.  "Yo no me habría sentido satisfecha de mí misma forzando a Frederica a acceder a un matrimonio que su corazón rechazaba. En lugar de adoptar una actitud tan severa, simplemente me propongo hacer que ella misma lo desee, creándole toda suerte de incomodidades, hasta que ella le acepte."

Esto no es igual en la obra de Moratín. Doña Irene carece de la cualidad de inteligencia, pero parece ser mejor madre en lo superficial.

No hay que dejarse llevar por el odio a esta mujer. Ella también es víctima de la sociedad que la ha creado. Y eso es lo que Moratín gran conocedor de la educación hace decir a don Diego: "Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad."

Por lo tanto, Lady Susan es mucho más inteligente y dedica la inteligencia en  su propio beneficio. Es capaz de una importante manipulación a los hombres y mujeres que la rodean (su amiga que le sirve de criada, sus cuñados, su amiga lady Johnson). Doña Irene, aunque también quiere su beneficio, solo hace lo que la tradición le ha dicho sin manipular a terceras personas. Sigue los dictados que han sido tradicionales en la sociedad.
 

Matrimonio


Y es que la obra tiene como tema esencial el matrimonio de una jovencita (Frederica) con Sir James Martin, un hombre que ella desprecia. De igual manera El sí de las Niñas lo tiene, ya que Doña Paquita va a ser casada con Don Diego, un hombre al que no ama y es muchísimo mayor que ella.

El pretendiente de la hija de lady Susan es un hombre simple, pero rico y que está bastante enamorado de la madre aunque no descarta casarse con la hija (lo que demuestra la poca consistencia del amor en aquellos tiempos.)

Se nos cuenta de él que podría casarse con la hija de Lady Manwaring (en la película se omite este hecho) pero Lady Susan va a intentar evitar por todos los medios.
Don Diego, como decía, es un hombre considerablemente mayor, rico que pretende casarse con una mujer joven de dieciséis años. Va a ser el personaje fundamental en la obra de teatro. Es inteligente y, al principio, se siente extraño por el casamiento aunque lo desea. Al darse cuenta de la situación, decide dejar que sea su sobrino quien despose a Doña Francisca.

"D. DIEGO Él y su hija de usted estaban locos de amor, mientras que usted y las tías fundaban castillos en el aire, y me llenaban la cabeza de ilusiones, que han desaparecido como un sueño... Esto resulta del abuso de autoridad, de la opresión que la juventud padece, y éstas son las seguridades que dan los padres y los tutores, y esto lo que se debe fiar en el sí de las niñas... Por una casualidad he sabido a tiempo el error en que estaba... ¡Ay de aquellos que lo saben tarde!". Estas son las palabras del tercer acto en el que casi oímos a Moratín. 


Doña Irene no es mala. Simplemente obra como se la ha enseñado y por eso dice "¿Y cuánto procuro tu bien, que no tengo otro pío sino el de verte colocada antes que yo falte?". El mayor reto de una madre es casar a su hija con un hombre que sea mejor socialmente. Y eso es lo que está haciendo ella.

Ambas jovencitas, por tanto, detestan a sus prometidos y quieren a otro. Doña Paquita ya tiene un pretendiente claro, don Carlos/Félix pero Frederica lo irá descubriendo en el transcurso de la novela. La forma de aceptar el casamiento es lo que las diferencia.

Frederica


Frederica es la praxis, la acción frente a Doña Paquita que no hace nada por evitar su boda. La lealtad a la madre es total y cuando don Diego pregunta si quiere casarse con él, ella contesta lo que esperan que diga. De no haber pasado lo que luego sucede, ella estaría condenada a la boda desigual y a vivir siempre con este hombre bueno al que odia en silencio.

En la obra inglesa nos la presentan así. "Frederica debe de tener ya dieciséis años y debería ser más responsable pero, por lo que ha insinuado su madre, me temo que es una chica perversa."  Nosotros dudamos de que ello sea así, pero al ser al principio creemos a la madre por su manipulación.

"...Sus cualidades naturales muy buenas. Aunque le faltan condiciones, no es en absoluto tan ignorante como cabría esperar. Aprecia los libros y pasa la mayor parte del tiempo leyendo." en la carta 18, cuando ya el poder de su madre no es el mismo en nosotros. Parece ser que la lectura y el ánimo reposado es su cualidad y, aunque Lady Susan considere que ello no es importante, a los ojos de los lectores modernos nos interesa más.

"Ella es cariñosa y muy buena y entendemos perfectamente que haga lo que hace". Carta 15. "ha sido sorprendida intentando escaparse." en la misma carta. Después sabremos que la joven ha intentado fugarse porque no desea el matrimonio con sir James, lo que a los lectores de hoy (y a los tíos) nos
parece totalmente razonable, aunque exaspere a la madre.

Otro momento en el que vemos cómo es dueña de sus actos es cuando es capaz de hablar con sir Reginald para que interceda a su favor en este caso. Se juega mucho:  "Mamá nunca me perdonará y sufriré más que antes." Eso da un giro a los acontecimientos porque, efectivamente, lady Susan ha de sacar la artillería pesada para que esto no se le vuelva en contra.

Hacia la mitad de la obra todos los personajes se ponen de acuerdo en decirnos que se nota el amor que Frederica tiene por sir Reginald, aunque ella no dice nada al respecto. Sólo lo saben por el lenguaje no verbal y por la inteligencia emocional de su tía y madre, principalmente. "No puedo evitar pensar que ha empezado a tomarle cariño a mi hermano. ¡Tan a menudo veo sus ojos fijados en su rostro con una notable expresión de admiración meditabunda!", en la carta 18.

En la novelita no parece que Reginald y Frederica acaben casados (lo que sí ocurre en la película) Eso la diferencia de Doña Francisca, que gracias a Don Diego, ella y su sobrino sí lo hacen. además la importante diferencia es que doña Francisca ya se ha enamorado de un hombre joven. En esto le lleva la delantera la obra española. La joven se ha visto con un joven que le dice ser don Carlos y que luego sabremos su nombre verdadero. Ahí está una parte de la confusión de la obra de teatro.

Precisamente la modernidad está en las dos obras por igual aunque en la de Austen parte de las mujeres y en Moratín de los hombres. Austen tiene en la voz de Frederica y lady Vernon su propia voz. "Frederica se había negado violentamente a casarse con sir James... —¿Y te sorprendes por ello? —pregunté, con cierta vehemencia—. Frederica ha demostrado tener un cierto juicio" Carta 23. La autora británica está luchando para que esos matrimonios concertados desaparezcan y que a las jóvenes casaderas se les escuche en la elección de su propio marido.

Educación


Hay constantes referencias a la educación de esta jovencita en la obra. "Así que he decidido enviarla a uno de los mejores colegios privados de la ciudad."Carta 1.  Este tema lo utiliza Lady Susan para hacer con su hija lo que quiera, bien alejarla de ella o de sus tíos o acercarla a sí. Lamenta con tanta amargura lo negligente que ha sido su educación en la carta 6 para meterse a su cuñada en el bolsillo.

Lady Susan entiende la educación como: "Quiero que toque y cante con un mínimo de gusto y consiga una buena dosis de confianza en sí misma", Carta 7. Es decir, lo que se necesita para animar un salón social. Lo que verdaderamente necesita una mujer, según la protagonista, son armas y estrategias de seducción...  "Pero no es que sea una defensora de la actual tendencia de adquirir un conocimiento perfecto de todas las lenguas, artes y ciencias. Es perder el tiempo. Dominar el francés, el italiano, el alemán, la música, el canto, el dibujo, etcétera, harán que una mujer consiga algunos aplausos, pero no le permitirán añadir un amante más a la lista. Distinción y modales, después de todo, son lo más importante." en la misma carta. 

Son maravillosas sus palabras para entender lo que se pensaba de ello en la época. Es lo que se entiende en Las amistades peligrosas y en obras coetáneas. Las mujeres reciben una educación mínima porque no la necesitan. No se entiende que tengan que estudiar matemáticas o ciencias porque en el mundo en el que se mueven esto no tiene interés. Modales elegantes, conversación atractiva y poca cosa más para que el hombre caiga en sus redes y pueda dominarlo a su antojo.

El dinero es la base fundamental del matrimonio en las dos obras que tratamos pero a los ojos de los personajes que representan la voluntad y el pensamiento de los autores todo es diferente. Lord De Courcy dice "La fortuna de tu mujer me es indiferente debido al buen estado de la mía, pero su familia y sus virtudes deben de ser excepcionales por igual" en la carta 12. Con ello vemos que no interesa la educación exactamente y no importa el dinero (porque ellos son ricos, de modo contrario ya veríamos), solo importa lo moral y la virtud. Cosa que si se educa en un convento está fuera de dudas.

En la obra de Moratín ella sí viene de un convento, en donde ha recibido su educación. "Bordar, coser, leer libros devotos, oír misa y correr por la huerta detrás de las mariposas, y echar agua en los agujeros de las hormigas, éstas han sido su ocupación y sus diversiones.." se dice en el acto I.

 Doña Irene está contenta de ello porque la niña sabe lo que tiene que saber, es decir, no conoce nada del mundo y así puede aceptar ese casamiento tan desastroso. Las chicas españolas estaban educadas en la inocencia, que era la cualidad más deseada por los futuros maridos. Se suponía que eso era lo necesario para convertirse en la madre de los hijos de ese matrimonio.

Pero como dice don Diego "Ve aquí los frutos de la educación.[...]. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo manden, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo."

Aunque ambas obras tratan este tema Austen lo plantea de un modo sutil e irónico. Al tratarlo con una sonrisa no nos muestra el estremecedor relato de la realidad de entonces que es el que nos transmite Moratín. Éste, que pretende enseñar debe dejar las cosas muy claras a los espectadores. En esto el género es esencial. La novela es un género íntimo y la clase social al que va destinada puede ser mayor que la del teatro. Recordemos que el rey Carlos III hubo de sacar una pragmática que evitara el abuso de los padres para con las hijas. 


Escuela de matrimonio 


El resto de los personajes que aparecen en la obra de Austen son vitales para el desarrollo de la historia. Por un lado lord Manwaring es un hombre atractivo y, como no, rico. El inconveniente es que está casado con lady Manwaring, una mujer feísima y boba que es la que tiene todo el dinero. Por supuesto que lady Susan está enamorada de este hombre, pero no pueden nada más que ser amantes. Y ese es el principal motivo para que ella abandone su mansión y vaya a vivir a la de sus cuñados.



El matrimonio compuesto por estas dos personas reflejan el ambiente general de los matrimonios en esta época. Matrimonio de conveniencia en el que el marido busca los encantos femeninos en otras mujeres, mientras que busca el dinero con su mujer. Ambos son infelices porque él, muy atractivo, no encuentra lo mismo en su esposa, a la que retratan fea y boba. Pero no tonta porque desde el principio sabe de las infidelidades de él. "Qué mujer tan ingenua: esperar constancia de un hombre tan encantador!" Carta 25

Con este matrimonio Austen nos presenta lo que puede pasar a las jóvenes casaderas de elegir maridos que no son los convenientes. Hay hombres que utilizaban su porte seductor para conseguir enamorar a una mujer rica y engañarla, si se puede, desde la luna de miel. "¡ Pero siempre ha sido una ingenua y lo demostró con creces al casarse con él. ¡Ella, la heredera de una gran fortuna, y él, sin un penique!"  Carta 25.

Manwaring es el alter ego masculino de Lady Susan, por ello se atraen. En la película hay una separación del matrimonio y él se va a vivir con Lady Susan. También hay un embarazo de ésta (suponemos que de Manwaring) que va a asumir sir James. En la novela eso no es así. Pero la desgracia de Lady Manwaring sí se aprecia. Es muy triste pensar la vida que les espera a ellos dos.

Otro matrimonio de conveniencia es el de Lord y lady Johnson. Ella americana (en la película), está sometida a la tiranía del marido, que prohíbe que vea a su amiga lady Susan porque es una mala influencia para ella y su protegida, la desgraciada lady Manwaring.


A pesar de esto, ambos mantienen la compostura. Quizá porque lady Johnson a pesar de la prohibición, hace siempre lo que quiere. En la novela la relación con lady Susan es principalmente por las cartas pero en el caso de la película se realizan visitas frecuentes.

Son, otra vez, un prototipo de los antiguos matrimonios que quiere desterrar. Ambas parejas están en el mismo lado de la balanza.

El matrimonio formado por los cuñados Lord y Lady Vernon es junto con  Lord y Lady De Courcy, los más interesantes. Por un lado ellos se han casado por amor y reina la armonía entre ellos.
Lord Vernon, hermano de lady Susan es un hombre sensible, que no duda en hacer lo que le dice su mujer, que quiere a su sobrina.

Como ocurre con otras obras de ella, él se ha quedado con todo el dinero de la familia y por ello, lady Susan debe casarse con un buen partido. Pero es bueno. En el epílogo se dice: "El señor Vernon, que como ya se puede haber deducido, vivía sólo para hacer lo que se le solicitara,..." se aprecia exactamente que es un hombre como los que Austen desea para ella.

Es un matrimonio por amor, exactamente igual que el formado por Sir reginald De Courcy y lady De Courcy.  Otro matimonio bien avenido en el que impera el amor. Ella va a tener otro papel importante, aunque solo sea porque es la receptora de las cartas de su hija. Las dos van a intentar hacer cambiar de opinión a su  hijo y hermano, el joven alocado que cae presa de lady Susan.

En general es una obra en la que dominan las voluntades femeninas. Los hombres actúan de manera secundaria. Las cartas son principalmente están escritas por las mujeres y sus destinatarios también son ellas. Mucho más inteligentes que los hombres son las que se mueven para que las situaciones cambien.

Se aprecia que a Austen no le caen bien algunas mujeres, sobre todo las de la familia Manwering entre las que destacan la señorita Manwering, que acertadamente ha desaparecido en la película. Sin embargo, me gustan estas palabras de la narradora en el epílogo: "Por lo que a mí respecta, confieso que yo sólo puedo sentir compasión por la señorita Manwaring, quien, acudiendo a la ciudad y gastando mucho dinero en vestuario para conquistarle por fin —hecho que la hizo pasar estrecheces durante dos años—, vio frustradas sus expectativas por una mujer diez años mayor que ella." Ellas dos son lo que más rechaza la autora por eso son tratadas sin piedad en la novela.

La carta



Parece que nos habíamos olvidado de que esta entrada tenía como tema fundamental las relaciones entre las dos obras. Pero no, solo que hay más personajes en la novela y tenemos que decir lo que representan.


Otro elemento que unía las dos es la presencia de una carta que desencadena todo el  final.  Aquella que destapa las verdaderas intenciones de lady Susan no está en la novela. Reginald se entera de que su amada se está viendo con el marido de lady Manwaring cunado va a la casa de sir Johnson y lady Johnson no está.  Entonces se encierran los tres y ahí sale todo. ¡Es una pena!

En El sí de las niñas, don Diego también se entera de que su prometida ama a otro hombre, que por cierto es su sobrino, por una carta. "D. DIEGO Pues éste es el papel que tiraron a la ventana... No hay que asustarse, ya lo he dicho. (Lee.) Bien mío; si no consigo hablar con usted, haré lo posible para que llegue a sus manos esta carta. Apenas me separé de usted, encontré en la posada al que yo llamaba mi enemigo, y al verle no sé cómo no expiré de dolor. Me mandó que saliera inmediatamente de la ciudad, y fue preciso obedecerle. Yo me llamo D. Carlos, no D. Félix. D. Diego  es mi tío. Viva usted dichosa, y olvide para siempre a su infeliz amigo.—Carlos de Urbina."  Es la manera en la que Don Diego puede enmendar su error.


En la película se hace homenaje al modo narrativo por la aparición de algunas cartas, Entre ellas, esta, que justo no está. Es una forma de resolver algo que queda desdibujado en este pequeño guión de novela que Austen nunca retocó y que no quiso publicar. Yo creo que se debe a que los gustos que aparecen y el mundo que refleja se ven demasiado anclados en el siglo anterior y que su interés ya va por otros derroteros a pesar de que siempre continuó con los temas del amor y matrimonio.





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